Lecturas para compartir:
15.10.2012 16:55Fotografía y Memoria:
"La escena Ausente"
Por Marisa Strelczenia (Publicado en la revista "Ojos Crueles")
El mito cuenta que en el origen de la imagen se encuentra la ausencia, la nostalgia, la separación de dos que se aman. Se relata la historia de la hija de un alfarero que estaba enamorada de un joven. Un día, el joven tuvo que partir en un largo viaje. En la escena del adiós, los dos amantes están en una habitación iluminada por una lámpara que proyecta sus sombras en un muro. Para conjurar la futura ausencia de su amante y conservar una huella física de su presencia, la muchahcha con un carbón bordea el contorno, pinta la silueta del otro que allí se proyecta. En ese instante último y resplandeciente, y con el fin de abolir el tiempo, la muchacha procura fijar la sombra de aquel que aún está allí pero que pronto estará ausente.
Así según el mito, la categoría fundadora de la imagen no es la necesidad de figurar o imitar algo que existe, sino la necesidad de prolongar el contacto, la proximidad, el deseo de que el vínculo persista. Incluso y fundamentalmente cuando el adiós es definitivo. Regis Debray señala que "la imagen nace de la muerte, como rechazo de la nada y para prolongar la vida".
Roland Barthes dice "La foto es literalmente una emanación del referente. De un cuerpo real que se encontraba allí, han salido unas radiaciones que vienen a impresionarme a mí que me encuentro aquí...; la foto del ser desaparecido viene a impresionarme igual que los rayos diferidos de una estrella. Una especie de cordón umbilical une el cuerpo de la cosa fotografiada a mi mirada: la luz, aunque impalpable, es aquí un medio carnal, una piel que comparte con aquel que ha sido fotografiado".
Pareciera que en el momento de la pérdida las coordenadas espacio-temporales se hubieran corrido. El que falta está vivo pero en otra dimensión a la que es imposible acceder. La fotografía puede interceder, mediar entre el mundo conocido y familiar y el mundo desconocido y ajeno, al que ha sido arrojado, con mayor o menor violencia, el ser querido.
Barthes denomina spectrum a lo que es fotografiado "posar ante el objetivo es una microexperiencia de la muerte, me convierto en espectro, representa un momento tan sutil en que no soy ni sujeto ni objeto, sino más bién un sujeto que se siente devenir objeto...me despropian de mi mismo, me tienen a su merced, a su disposición. Quien es fotografiado soporta la esencia misma de la desaparición: ser separado del tiempo y el espacio, aislado, arrojado a otro tiempo y a otro espacio".
Fotografía de expresión
Del libro "Leyendo Fotos" de Sara Facio
...¿Dónde están las fotografías que importan? las que aportan a nuestro enriquecimiento como seres humanos, las que despiertan nuestros sentimientos de solidaridad, nuestros deseos de justicia, de belleza y de paz? Ése es el vacío que viene a llenar la fotografía de expresión, en la cual el fotógrafo toma conciencia de la realidad y trata de reflejarla contrayendo un compromiso profundo. No importa el tema (retratos, ciudades, composiciones estáticas o móviles), no importa el estilo. Importa la visión del "ojo nuevo", como quería Edward Weston, la visión apasionada de quien siente al ser humano y a la naturaleza como partes de sí mismo. Una visión actual, puesto que el medio que utiliza es de la era moderna y tiene su dinámica propia: esencia y lenguaje fotográficos.
Estaremos entonces frente al "arte fotográfico", la visión personal, foto-expresión o ensayo fotográfico cumpliendo el rol más importante: ser el gran nexo entre el hombre y la realidad...
"En fotografía cerrar los ojos es criminal"
Pasión por el invento en Argentina:
(Artículo del Diario Clarín 1980)
En 1840 (un año después de haberse inventado) llegó la fotografía a Buenos Aires. Se abrieron estudios para retratar personas y vistas bajo la dirección de los primeros fotógrafos profesionales, en su mayoría extranjeros. Unos años después existía una Academia de Diletantes Fotográficos en la calle Victoria 536 con galería de tomas y laboratorio para la enseñanza y práctica de la nueva técnica. Luego surgió el hobby, tomar fotos por placer y así se fundó la Sociedad Argentina de Aficionados, en el ámbito periodístico, se fundó la Revista Fotográfica Ilustrada que publicó su primer número en 1893.
Después de la Primera Guerra Mundial se produjo el nacimiento del fotoclub y de las asociaciones culturales que organizaban concursos, convocatorias con premios y honores. Comenzó a utilizarse el concepto de "arte fotográfico" como definición de fotografía de aficionados. En 1920 se inauguró en Rosario la Primera Exposición Nacional de Fotografía Artística. A partir de allí se abrió una brecha entre la fotografía profesional y utilitaria y la fotografía artística. La primera siguió depurándose en la técnica que da el ejercicio y los adelantos mecánicos, la segunda siguió la corriente francesa oficial de imitar el arte (la pintura). La enseñanza continuó a nivel de aficionados y el vacío de formación fue llenado por cursos elementales que promovieron una superación técnica, pero no avanzaron en contenido y concepto. Se quedaron en concursos y premios, pero con el mismo sentido estético: superficies técnicamente impecables, vacías de contenido. Ese criterio primaba en los salones de Argentina, Europa y Asia.
Un concepto que se transforma:
Después de 1950 el concepto de arte fotográfico sufrió una transformación, lo importante pasó a ser el contenido, "saber ver", no es la cámara la que saca una buena foto, es la persona que está detrás de ella, comenzó a valorarse lo "espiritual". Se abandonaron los intentos de traslación embellecida de la realidad, sustituyéndolos por observaciones de gentes pensantes ante una sociedad y una cultura a la que pertenecen y desean dejar registrada. En Argentina, muchos fotógrafos dejaron su añejo esteticismo y se interesaron por fotografiar "su" realidad, recrearla o subjetivarla.
"El Arte como tercera realidad"
del libro de Huyghe "La Noche Anuncia la Aurora"
No hay una realidad, sino dos. La realidad concreta, organizada en el espacio constituída por la materia, que es captada por nuestros órganos sensoriales. Y otra realidad, la interior que procede del tiempo, pues no se sitúa en ningún lugar. Esa realidad pertenece a nuestra vida y como ella, no es mas que tiempo que transcurre.
Todo el problema de la vida humana está en la intersección, en esta interferencia de una dimensión: el espacio en que se instala nuestro cuerpo, con otra dimensión, el tiempo, portador de nuestra vida consciente o inconsciente. Pues nosotros somos tiempo, que es la sustancia de nuestra vida psíquica. El presente es ese punto de intersección entre el tiempo y el espacio.
El mundo objetivo se define por el reino de la materia en el espacio, en él todo obedece a leyes permanentes, ocurren hechos idénticos para todos. Pero el mundo subjetivo, cuya dimención es la duración, representa el mundo de la creación, estos mundos distintos están ligados por el hombre.
Entre estas dos realidades, el hombre constituyó una tercera, es el arte. Estableciendo en el mundo espacial rastros y proyecciones del mundo interior, del mundo subjetivo, fusionando ambos mundos en una obra de arte. La obra contiene una parte material, física y un contenido que emana de ella, del mismo modo que nuestra vida física puede traducirse en la mirada. De manera que la obra tendrá el impulso interior que aportará una conciencia ampliada al espectador, mas elevada que aquella que ordinariamente tiene del mundo y de sí mismo.